Lo que voy a hacer en esta entrada va a ser primero, un poco de biografía del autor para conocerle y después, un pequeño análisis del cuadro.
Georg Ehrenfried: artista alemán. De origen pequeño burgués, llevó a cabo su formación artística en la Königliche Akademie de Dresden (1909-1911) y, a partir de 1912, en la escuela dependiente del Museo de Artes y Oficios de Berlín; la obra de esta época es naturalista, y trata temas urbanos y sociales. Ese año de 1912 apareció su primer dibujo publicado en Ulk, que supuso el inicio de una serie de colaboraciones con distintas revistas como Neue Jugend, Der Knüppel o Der blutige Ernst (La seriedad sangrienta), publicación satírica de corte político radical, en cuya creación colaboró el propio Grosz.
Continuó
sus estudios en París donde, en 1913, asistió al Atélier de Colarossi;
los temas de este año y el siguiente son obscenos, y se observa una gran
predilección por lo anormal, lo extraordinario y lo monstruoso. En esta
etapa inicial de su obra ya están presentes las influencias de
Toulouse-Lautrec, Daumier y Kubin.
El estallido de
la Primera Guerra Mundial marcó un hito en su producción: sus dibujos se
vuelven más concisos y seguros; su expresión, violenta y decidida; los
temas son sociales y políticos, aunque su arte no lo sea. La experiencia
de la guerra, en la que participó en calidad de voluntario, se tradujo
en una serie de dibujos y litografías con escenas repulsivas sobre la
destrucción y la muerte.
Al ser licenciado por
inútil total después de una estancia en un hospital psiquiátrico,
regresó a Berlín, donde encontró inspiración para su obra El desmoronamiento del mundo burgués
(1917), repleta de los habitantes de un Berlín caótico y corrompido, de
escenas callejeras, del sanatorio y eróticas, expresadas drástica y
crudamente con los medios más simples y primitivos. La representación de
la ciudad como un caos le une a la estética del movimiento
expresionista, con el que había entrado en contacto el año anterior.
Ese
mismo año de 1917, la editorial Malik, para la que continuaría
trabajando, publicó su primera carpeta de dibujos. Al año siguiente se
convirtió, junto a Richard Huelsenbeck y Raoul Hausmann, en uno de los
promotores del movimiento Dada en Berlín; dentro de esta órbita,
colaboró con John Heartfield en numerosos collages. Las
actividades de los dadaístas se fueron multiplicando y radicalizándose
políticamente hasta el punto de que, en 1924, Georg Grosz fue nombrado
presidente del Rotter Gruppe (Asociación de artistas comunistas) y desde
1918 hasta 1924 perteneció al KPD (Partido Comunista alemán).
1920
fue un año importante en la vida del autor, pues contrajo matrimonio
con Eva Louise Peter, con la que tendría dos hijos; sufrió el primero de
una serie de procesos por blasfemia e inmoralidad, al haberse erigido
con su obra en implacable juez de la Alemania prenazi; realizó en Berlín
su primera exposición individual; colaboró en el montaje de la primera
exposición internacional-Dada, celebrada en esa misma ciudad, con la
participación, entre otros, de Max Ernst, Otto Dix, Raoul Hausmann, John
Heartfield y la suya propia, y pintó una serie de cuadros bajo la
influencia de la pintura metafísica italiana y del grupo Progressiven de
constructivistas alemanes, lo cual supone un excurso en su evolución
estilística. Entre 1921 y 1922 adquirió, por medio de sus caricaturas
políticas, una celebridad que no impidió que fuera procesado por su
libro de dibujos Ecce homo (1923). En esta época fustiga, con su
estilo característico, tanto el absurdo mito militarista que culminará
con el nazismo como los componentes de la sociedad urbana, incluido el
proletariado, en obras como El rostro de la clase dominante (Das Gesicht der herrschenden Klasse, 1921) y ¡Ajustaremos cuentas! (Abrechnung folgt!, 1923). De 1925 es su manifiesto, redactado conjuntamente con W. Herzfelde, Die Kunst ist in Gefahr (El arte está en peligro).
Al
año siguiente, fruto de una actitud resignada y moralizante que ha
dejado la protesta a sus espaldas, empezó a dedicarse de manera
creciente a la pintura, y a abandonar la caricatura y el dibujo. Ya en
1933, impelido por el asfixiante clima político alemán, se trasladó a
Nueva York; no regresaría definitivamente a Europa hasta el año de su
muerte. En Estados Unidos, además de ejercer el magisterio en diversas
escuelas de arte, abrió la suya propia.
Durante este período escribió Un sí pequeño y un gran no: la autobiografía de George Grosz (A little Yes and a Big No: The Autobiography of George Grosz),
publicada en inglés en 1946 y en versión alemana en 1955, y siguió
realizando retratos a la vez que dibujos y caricaturas políticos que
tratan, entre otros temas, la Alemania nazi y la guerra civil española;
sin embargo, su estilo es menos espontáneo, directo y conciso, y los
dibujos, cuando son políticos, tienen un carácter didáctico y
esquemático.
En su extensa producción, objeto de numerosos estudios, destacan los libros Dibujos de George Grosz (George Grosz Drawings, 1944) y George Grosz (1960), con sus respectivas introducciones Acerca de mis dibujos (On my drawings) y Acerca de mis cuadros (On my pictures), el manifiesto Un pedazo de mi mundo en un mundo sin paz (A piece of my world in a world without piece,
1946) en el catálogo de la exposición del mismo nombre y las
ilustraciones para libros de Brecht, Upton Sinclair, Heinrich Mann y
Dante, entre otros, así como los diseños teatrales para Reinhardt y
Piscator.
Metrópolis: la transformación de las ciudades en grandes metrópolis fue uno de los
temas que más apasionaron a los artistas de comienzos del siglo XX y
muchos, como George Grosz, no pudieron resistirse a plasmar sus rápidos y
constantes cambios. Berlín es retratada por Grosz en pleno transcurso
de la Primera Guerra Mundial. La escena está construida haciendo uso de los recursos del cubismo y
futurismo para representar, por medio de una perspectiva muy forzada y
la superposición de las figuras, la aceleración de la vida urbana. Sin
embargo, frente a la visión triunfalista de otros artistas, Grosz,
marcado por sus propias experiencias en el frente, da a su obra un aire
apocalíptico que pone en evidencia la alienación del hombre y su camino
de autodestrucción.
Este cuadro es un grito rojo, mejor dicho, es un clamor rojo de
gritos sofocados. En un paisaje urbano que hace honor al título, vemos
dos ríos de gente que van en sendas direcciones, marcadas por las
calles, como si los individuos de uno no tuvieran nada que ver con los
del otro y los de cada río sólo tuvieran en común que van en la misma
dirección. Al llegar a la esquina, que está casi en el eje vertical del
cuadro, ambos grupos se entrecruzan, sin llegar a mezclarse, y siguen su
camino, desconocido para nosotros y quizá también para ellos. Todos los
individuos avanzan a paso rápido e inclinados hacia delante, como
abatidos por el peso de alguna culpa, quizá hipnotizados por una
creencia común.En primer término se repite la situación, sólo que de una manera más confusa: la multitud ya no se encauza en las calles y su entrecruzamiento parece tener algo de sobrenatural, da la impresión de que los cuerpos se ínter-penetran. Esto sucede ya con algunas de las figuras del segundo término: una de estas figuras de negro parece surgir de la cabeza de la figura más grande del primer término, y otra, en color verdoso claro, se diría que emerge del capó de la furgoneta, dejando ver a través suyo el bordillo de la acera. En cualquier caso, todas las figuras, así como sus actitudes y sus expresiones, tienen algo de fantasmal, son como almas en pena.
Los personajes de segundo término, los que circulan encauzados por las calles, son seres anónimos aunque uniformados, señores de traje y sombrero, la mayoría de negro, algunos de verde, pocos de marrón. Los del primer término, la proximidad lo permite, están más caracterizados y son como caricaturas crueles.
Podremos encontrar más información del análisis de esta obra en esta página que he encontrado muy buena: Metrópolis de George Grosz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario